Por Sergio Rodríguez y Héctor Basoalto
A
fines de 1978 era inminente un conflicto armado entre Chile y Argentina. Ambas
FF.AA. se movilizaron. Actualmente, el Ejército prepara varias producciones
para destacar y recordar a los soldados en la frontera.
El 22 de diciembre de 1978. Al amanecer. Tipo 4.30
horas. Con el sol “en contra”, o “a favor” si se lo considera desde el punto de
vista trasandino. Ese era el día teóricamente previsto para la invasión militar
de las fuerzas armadas de Argentina a las islas Picton, Lennox y Nueva. Todas
pertenecientes al territorio chileno y ubicadas al sur del Canal Beagle, en la
Región de Magallanes, debajo de Tierra del Fuego. De cara al Cabo de Hornos.
Fueron días tensos. En rigor semanas, meses. Un
nudo ciego que parecía no destrabarse. Uno de los momentos del siglo XX en que
Chile estuvo más cerca de un conflicto armado. A horas, de hecho, según se ha
reconocido después. Con todo el despliegue -y la mitología- que eso significa.
Hasta que la intervención del Vaticano, con el Papa Juan Pablo II a la cabeza y
el cardenal Antonio Samoré en las negociaciones directas, calmaron las
hostilidades y condujeron al Tratado de Paz y Amistad de 1984.
Este artículo tiene un foco particular. Contiene
fotos inéditas de las tropas que el Ejército desplegó aquel 1978, no solo en el
sur del país sino también en la frontera norte, ante la llamada HV3 (Hipótesis
Vecinal 3), respecto de la posibilidad de tener un enfrentamiento simultáneo
con los tres países vecinos. Trincheras en Tierra del Fuego, los viejos tanques
M-41 en la frontera, la infantería dispuesta, tarjetas de Navidad anónimas para
apoyar a los soldados. El baúl de los recuerdos del 78.
Estas fotos, además, son parte de los preparativos
del Ejército para conmemorar los 40 años del Conflicto del Beagle, con una
serie de producciones que buscan destacar a los miles de chilenos movilizados.
“Para recordar estos 40 años del Conflicto del Beagle, la institución ha
querido rendir un sentido homenaje a los miles de compatriotas que con honor,
valentía y coraje se aprestaron a defender a la Patria en una de las zonas más
inhóspitas de nuestro país, dando cuenta del compromiso y entrega que
representan los soldados del Ejército”, señaló el jefe del departamento
comunicacional del Ejército, coronel Roberto Ovalle.
En lo fundamental, esta rama castrense difundirá
el libro Los soldados del Beagle 1978: testimonios a 40 años del laudo
arbitral, con historias en primera persona de los efectivos, además del
documental Los soldados del Beagle, que relata la visión histórica y
testimonial de lo que significó la movilización de miles de jóvenes en la
frontera austral, basado en entrevistas en Puerto Natales y Punta Arenas. Las
recopilaciones serán difundidas en colegios y bibliotecas públicas de todo el
país.
Sensaciones térmicas
Aquel diciembre la guerra parecía inevitable,
luego de que Argentina desconociera el laudo arbitral del Reino Unido, de 1977,
que declaraba el Beagle navegable para ambos países y las islas Picton, Lennox
y Nueva bajo soberanía chilena.
El momento político también era especial, con
ambos países dirigidos por regímenes militares. Augusto Pinochet era el
presidente de Chile y Jorge Rafael Videla su par de Argentina.
El estilo de cómo llevar el conflicto, sin
embargo, fue diferente. En la nación trasandina se lo publicitó abiertamente.
Los soldados que iban al sur eran despedidos en trenes y barcos por multitudes.
Las autoridades publicaban bandos y daban entrevistas. En Chile, en cambio,
todo se hizo en silencio. Sin difusión. Las tropas se trasladaron de noche.
Manuel Cáceres, por ese entonces cabo 2° y
artillero en Tierra del Fuego, recuerda que “habían sido muchos meses
preparándonos para eso. No teníamos en la mente ser derrotados”.
Francisco Niño, en tanto, quien en 1978 era
subteniente y comandante de pelotón de morteros, se acuarteló en el norte, para
la línea defensiva del Desierto de Atacama: “Estábamos muy conscientes de que
la cosa iba a ser dura y que nos iba a tocar pesado, muy pesado”.
Por el lado argentino, La Tercera conversó con el
coronel de Ejército Jorge Alejandro Delmé, quien asistió, hace dos semanas, al
encuentro de coordinación para el Ejercicio Conjunto Solidaridad 2019. “Los dos
países tenemos intereses comunes. Ha habido una evolución muy positiva de las
relaciones. En mi caso particular, yo participé en el 2000 en un ejercicio
similar y en 2010 tuve el gusto de hacer el Cruce del Bicentenario. Creo que
existe una tradición de camaradería y amistad con las Fuerzas Armadas
chilenas”.
Añadió que “por más que hayamos tenido épocas
complicadas, ese destino y natural amistad se traduce en la relación que hoy
tenemos”.
¿Quién ganaba? Para el analista de defensa Eduardo
Santos hay muchos elementos en el análisis.
“En un enfrentamiento armado puedes medir las
capacidades militares, como el equipamiento, efectivos y armas, y la posición
estratégica. En el caso del Beagle, en primer escenario habría sido la batalla
naval por las islas. Chile estaba en desventaja, con 16 misiles Exocet MM-38 en
la flota, ante 24 de los argentinos. Pero, para mí, el resultado era incierto.
Ellos tenían más recursos, pero no para un desembarco efectivo”, indicó.
Agregó que “la aviación trasandina de entonces sí
era mucho más potente que la nuestra, con aviones Mirage, A4 y Camberra; y su
ejército también estaba mejor apertrechado. Pero Chile amenazó con una
respuesta a lo largo de toda la frontera, dejando en claro que no sería una
guerra localizada solo en el sur”.
Fuente: La Tercera